sábado, 28 de febrero de 2009

Toshiro Konishi: “Estudiaré la materia prima del Perú hasta que me muera”



Vino sólo por tres años para abrir un restaurante pero ya tiene más de tres décadas. Toshiro nos recibe en una mesa de su restaurante junto a los ohashi que coquetean con las manos de los comensales. En su vestimenta tiene una bandera peruana y el logo de PromPerú eso lo hace a Konishi un peruano más. Hasta cambió la cerveza Kirin por la Pilsen Callao. ¡Salud!

Si hay alguien que ha contribuido mucho- y lo sigue haciendo- al estudio de nuestra materia prima, de nuestros ingredientes es Toshiro Konishi, el japonés que lleva el arte en sus manos al momento de cocinar. En nuestro país es muy querido por su carisma y sus libros que dejan escuela a todo el que es de buen diente. ¿Quién no ha visto el último comercial en el cual salía bailando con dos mujeres hermosas todo para que pueda brindar sus mejores recetas?

Se siente engatusado por la comida del país y por lo trabajadores que son los peruanos. “Me gustó bastante la materia prima del Perú y por supuesto, los peruanos que son muy trabajadores. Entonces no podría dejarlo (el Perú) porque siento mucha pena porque quería aprender más. Por eso me estoy quedando más tiempo”, asegura.

Quizás es uno de los pocos que ha viajado por toda la costa sur para investigar a los mariscos y pescados de nuestro litoral. “Por eso es que hace 27 años viajé con 5 pescadores del norte hasta el sur en 2 200 km de costa del sur investigando toda la materia prima de mariscos y pescados de los peruanos”, expresa.

Para él no hay límites para el estudio del Perú. Se fue a las provincias donde hay colonias japonesas para consultar sobre las nuevas verduras que trajo de Japón y dice que hasta gusta hasta de la historia de los incas y pre incas. “He traído nuevos tipos de verduras japonesas en semilla. Los agricultores de las colonias japonesas me han ayudado mucho como la gente de Huancayo, Huaral, Chancay, Trujillo, Chiclayo. Me parece también muy interesante la historia de los incas y pre incas”, comenta.

Estudiará hasta la muerte. Si sigue en el Perú no parará hasta investigar lo más que se pueda. Difunde nuestras virtudes y está orgulloso de hacerlo. “Yo no sé hasta cuándo pueda vivir pero ya tengo pensado en vivir en Perú para investigar de materia prima. Estoy feliz de estar acá porque estoy presentando lo bueno del Perú, en México hasta Argentina, Europa, Portugal, España e Italia. Todos los años me invitan. Yo estoy muy orgulloso de llevar bandera japonesa pero también la peruana”, manifiesta orgulloso.

Actualmente sigue estudiando la comida criolla. Las recetas antiguas le ayudan a su desarrollo. “Estuve estudiando comida japonesa profesional y gracias a que bastantes amigos y muchas abuelitas de acá me dan recetas antiguas y muchas gracias a los cheff peruanos me han ayudado bastante para saber sobre la comida criolla. La comida criolla está entre las cinco mejores del mundo así como la del Japón, todavía hay bastante espacio para investigar”, opina.

Tiene muchos amigos peruanos y que los quiere tanto como a una familia. “Acá la gente es muy amiga. Para conocer amigos se requiere de tiempo. Creo que tener amigos es mejor que hermanos y mejor que familia. Por supuesto que tengo bastantes amigos peruanos así como de la colonia japonesa. Y todo eso estoy viviendo aquí en Perú”, declara.

Y al final la pregunta obligada: ¿Cuál es su comida favorita?. - “Me gustan todas las comidas del Perú”, puntualiza.

Julio 2007

miércoles, 18 de febrero de 2009

Una dama en el silencio


Gafas que escondieron el aura bello de ese
rostro, que no dejaban ver la transparencia de
su ser y su alma. Lunas que no dejaron reflejar
la sencillez y la belleza del manantial de su
rostro.
Cabellos mojados debido a la ducha y al agua
tibia e inescrupuloso que contorneó la silueta
bella de la tranquilidad, de esa tranquilidad
que solemos necesitar en nuestros momentos de
ansiedad, de esa que mata y nos lleva al desvío
y desazón.
Paz, conversación amena bajo el frío clima de
Lima más la brisa marina y una baranda que
separa nuestros cuerpos se tornan en las mejores
noches de fines de semana. No hace falta licor
ni un pisquito para estar casi en el paraíso,
pues atisbar su sonrisa se hace un hábito cuando
las palabras fluyen y el silencio se esconde
pero aparece intermitente.
Sonrisa que ayuda a que la noche sea perfecta
porque es como ver las estrellas. Sonrisa que
alegra la madrugada porque aparece el recuerdo
de las noches de verano, cuerpo que encandila al
abrir la puerta y piernas que cruzan al sentarse
en las escaleras que por momentos se convierten
en el vehículo para verla más de cerca.
Fue hace un año que la vi, una noche que parecía
intrascendente pero fue una de las mejores
porque la conocí. Su silencio me atrajo como una
bulla ensordecedora, su timidez que contagia
pero a la vez me reta a arrancarle una sonrisa o
unas palabras que broten de sus labios.
No me censures...

miércoles, 11 de febrero de 2009

Bonnet, el pelado que hizo historia. ¡Gracias goleador!



Ya no podremos gritar sus goles ni vestirá la camiseta 7 ni la 18 que lo hizo grande. Yo tenía apenas 14 años cuando pude vivir en el estadio una final de la Copa Libertadores. Jugador alto, típico 7 torpe con el balón pero todo lo veía gol.

A los argentinos, bolivianos y de toda nacionalidad los hizo llorar por sus goles. Cómo olvidar sus goles salvadores en el 97 ante el Bolívar en La Paz y Racing en Avellaneda. Cómo olvidar los goles a las gayinas y cagones.

¡El goleador, el goleador! Gritaba la hinchada. Porqué no gritar si fue quien nos dio alegrías, con su pelada o calvicie prematura pudo hacernos olvidar los problemas en cada fin de semana.

En el Rímac o en el Nacional, Bonnet siempre se las ingeniaba, el área chica y el juego aéreo eran parte de su vida, así como la celeste con la mía.

No era un Romario ni Van Basten pero con la celeste lo dio todo. Cada gol suyo tambíén fue del "Extremo". "Nadie olvidará lo que hice aquí en Cristal", recuerdo que dijo una vez en el querido y glorioso San Martín cuando unos hinchas le saludaron ya no en la cancha, sino en el cemento de las graderías.

Bonnet ya no estará, ni trotará solo en la cancha de La Florida como lo hacía porque hoy solo correrá en nuestras mentes, de quienes recordamos y queremos a la celeste.

CIEGO VAGO
El ciego zángano Oblitas quiere que Bonnet le diga las cosas en la cara, pero ¿de qué serviría? Tenemos un técnico que se encarga de sacar a todos los que quieren al Sporting para traer a su argolla. Lo trajo a su hijito, que simplemente es su guardaespaldas, y a Maestri. ¿Qué será Maestri si recordamos que a Oblitas lo conocen como la 'Tía'? No queda más que desearle lo mejor. Tus goles y tu amor a la institución te hace grande, recuerda que a los que aman la celeste siempre se les quiere.

martes, 10 de febrero de 2009

Redacción (CAP): "Soy tan contradictorio como el Perú"


¿Te hace feliz ser peruano?
Me siento feliz y orgulloso de ser peruano pese a que el Perú sea un país sea contradictorio y con muchos defectos. Me enorgullezco de sus riquezas naturales, de cuando mis compatriotas triunfan en el extranjero en los distintos trabajos y actividades que realicen.

¿Cambiarías algo de tu personalidad?
Solo trataría de cambiar mis defectos. Creo que nadie es perfecto pero pueden haber quienes sean lo mejor posible, espiritualmente hablando. Me considero muchas veces casi perfecto pero al actuar como ni a mí mismo me gusta, siento que soy tan contradictorio como el Perú. Es gracioso pero cómo alguien como yo, que reniego del país, puede sentir orgullo por él.

¿Si fueras homosexual como te sentirías?
Me gusta ser hombre. No se me pasa por la mente ser homosexual pero no me dedicaría a la prostitución, eso sería un hecho.

¿Qué harías si fueras ciego?
De hecho sería algo triste porque al ser ciego no se puede ver lo bonito de la vida, no podría conocer a mis seres queridos ni los bellos lugares que tiene el Perú. Haría lo posible para salir adelante trabajando. Recordemos que ser discapacitado, no es ser incapacitado.

¿Qué le cambiarías al país?
Lo que me gustaría es que no haya pobreza. Creo que éste es el principal mal del país. Por eso es que la educación que tenemos es mala. Cómo puede soportar un niño ocho horas de clase si no come bien. Es la tara principal del país.

¿Cuál es tu pasión aparte de tu profesión?
Sin duda el fútbol. Desde el año 91 aproximadamente me gusta el fútbol y más a Sporting Cristal, mi equipo favorito desde que tengo uso de razón del fútbol. Pese a que no conseguimos buenos resultados siempre seré fanático.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Oda a mi *oba



Esto fue lo que le escribí a mi abuela por el Dia de la Madre hace unos años. Siempre la recuerdo porque falleció en el 2003 de hemiplejía.

En esta fecha especial quisiera hacer un homenaje a todas las madres. Para todos los que somos hijos “madre hay una sola”. Pero en esta oportunidad me gustaría compartir un breve fragmento de una descripción que le dedique a mi **obaachan, y estoy seguro que muchos de nuestros lectores se sentirán identificados con cada uno de estos párrafos. Lamentablemente en sus últimos años no escuché un “te quiero”, porque simplemente ella ya no podía hablar.

De camisón e inmóvil, así la atisbé en cada tarde luego de que la sala de operaciones de una clínica capitalina anunciara su mal. Sus palabras se convirtieron en simple susurro como cuando pasa el viento por mi costado, sus abrazos se terminaron y sus sonrisa bonachona de cuando le saludaba al entrar a la casa quedaron en el pasado.

Inmóvil e incólume siempre la observaba ya sea en su sillón en el que solía ver televisión o en su cama, yo sólo la miraba y lloraba porque no podía decirle lo mucho que la quería. Realmente sí lo podía hacer pero sentía frustración de no poder escuchar un “yo también”, pero sabía que ella sufría y lo quería decir desde el fondo.

Mi madre me lo advertía desde hace mucho tiempo, teníamos la idea de que mi abuela algún día iba a morir, pero ese día afortunadamente nunca llegaba, me imaginé que iba a vivir por mucho tiempo más porque la consideraba realmente una heroína invencible. Y no era para menos, pues durante muchos años se pensaba que iba a morir pero al final seguía vivita y coleando.

Y es a partir de esos tiempos en que ver una sonda con la comida licuada se hizo común su escritorio. Siempre extrañaré esos momentos que compartí con ella pero ya no se repetirán porque la hemiplejia que padeció fue la culpable de que no le diga un ¡Adiós abuela! ni un “hasta luego” porque ella nos dejó para nunca más volver.

En cada Día de la Madre la recuerdo. Cómo olvidar cuando un billete de diez soles se convirtió en un regalo perfecto para mis aspiraciones de infante. “Aunque sea para tu gaseosa”, me solía decir acompañada con su sonrisa pícara de nacida en el Callao pero de corazón victoriano.

Siempre que la visitaba me recibía con sus manos llenas de caramelos de limón, recuerdo un pote lleno de esos, que en a la llegaba de cada nieto terminaba totalmente vacío. Ella era feliz al ver contentos a los demás, dejaba de dar un pan para que sus hijos y nietos lo saboreen, no le importaba el hambre, sólo que los otros disfruten.

La señora de vestir sencillo, de faldas parchadas y tejidas (así le gustaban), de buen talante y paso cansino cautivaron nuestros días, días que jamás volverán a ser igual porque ella no volverá pero desde el cielo sé que nos observará y así feliz se sentirá.

Un abrazo a todas las madres en su día.

*Diminutivo de abuela (abuelita)
**Abuela en japonés

Despedida eterna

Agitada y con la lengua afuera me esperaba en la puerta de madera magullada por los arañones constantes de desesperación con los que pedía libertad para salir a la calle e ir a la frontera de la muerte (entre la pista y vereda). Le gustaba el peligro ¡ni qué dudarlo! el pasar de los autos y el rechinar de las frenadas constantes de los autos, le alocaban. El riesgo de morir era su mayor pasión.

Pelos que se caían producto de su edad y huesos que guardaba como si fueran fósiles en una zona arqueológica aparecían en su cama, esa camilla forrada con gamusa verde que era trasladada del patio a la cochera. Kassandra no tenía un lugar fijo, no pagaba pensión ni alquiler y no sabía de arbitrios, pero el dictamen de la dueña fue implacable. Le dijo: ¡adios!

Fue el primer fin de semana del año que entré sin problemas a casa, ella no salía corriendo de la cochera a la casa para recibirme, solo me recibía el viento. Sus ladridos enmudecieron. Ella se fue sin pedir permiso ni se lo pidieron para invitarla a salir. La Negra, ya se había ido, se fue sin despedirse.

Pepe Vásquez, decía: “No es más que un hasta luego, no es más que un breve adiós”. En algunos casos es cierto, pero en otros el adiós es eterno ¿pero qué le podría cantar a ella si ya no la tengo al frente ni tampoco me entendería? No me pude despedir.

Hoy la extraño y la recuerdo, siento que sus ladridos y besos dieron resultado. Ya no podré llevarla a la bodega de la esquina para que me cuide y conozca más la calle, ya no podré jugar fútbol con ella imaginando que soy Maradona debido a los simples regates con los que me burlaba de ella. Mientras que a unos les fastidia el sonido de su ladrar y sus besos mojados. Otros creemos que esos son vestigios del cariño y del amor a su dueño.