viernes, 30 de julio de 2010

A la hinchada que nunca abandona



Cada vez más cerca al túnel, la emoción sale a flote en nuestros rostros y los gritos se escuchan más fuerte. El cemento se retuerce de dolor por el saltar de la gente y las bengalas dicen presente al divisar la celeste enfundada.
¡Salió Cristal, señores! Los extintores botan su alegría mediante el humo celeste que crea una nube que nos hace pensar que estamos en el paraíso. ¡Sí, el paraíso celeste! Pocas veces desde niño he visto algo así. Y pensar que sólo me sentaba en las viejas bancas naranjas del Estadio Nacional a comer mi canchita dulce con mi viejo, hincha de otro equipo que no quiero mencionar por falta de agua.
Hoy ya no necesito sentarme, ni lo hago en el Estadio Nacional sino en el amado San Martín respirando la brisa del valle que besar el borde de nuestro templo, de ese que dicen no es nuestro pero que ya forma parte de nuestro corazón cada tarde que lloramos de alegría por cada gol del ‘Chorri’ o Lobatón.
Cómo no quererte si con tus triunfos me alegras la vida, de pensar que no hay amores pero están tus goles. Gracias por hacerme olvidar todas las penas por orgullo y sentimiento de ser celeste a cada hora. Ahora te sigo más de cerca, oliendo el verde y teniendo a la reja como intermediario y con el sentimiento que crece a diario.
Ahora cada fin de semana es alegría por la expectativa de saber si te puedo ver o no, el trabajo es tirano y no le interesan los sentimientos. Ya sea con unas chelas en una cueva, o en un bar con los amigos que se convierten en casi correligionarios te seguimos con el corazón, ese músculo que así como da fuerza, nos puede tumbar con una derrota tuya.
Hace unas semanas estábamos de malas y te seguí hasta donde pude, ahora que estamos arriba, te sigo incluso con más ganas y con más fervor como sigo a quienes quiero y amo. Al ver el color celeste en el cielo me acuerdo cuántos campeonatos logrados, cuántos triunfos ante los rivales que odiamos, ya sea a los de blanco desteñido y azul y blanco de mediocridad, siempre estaré contigo ¡Fuerza Cristal!