viernes, 2 de octubre de 2009

Miradas clandestinas


Una mirada tras el espejo fue un aviso. Sigilosa que persigue mis pasos en penumbras en las madrugadas de juerga y buena vida. El dueño lo ignora o prefiere ignorarlo mientras suenan unas melodías que alegran la noche tras unos ecos desesperados de desfogue y arte musical.

¿Mensajes o llamadas? Da lo mismo cuando al momento de seducir se trata. Letras que van y vienen pero que nunca se detienen ni para expresar deseo y libido por las tardes mientras el viento te castiga y a la vez te excita.

Temor o curiosidad es lo que siento, ganas de observarte desnuda tengo pero por momento no me atrevo. La imagen del dueño se atraviesa en mi cerebro y no me deja pensar. Muchas veces el temor vence al deseo. El deseo y el temor se flagelan en la cama así como lo haríamos tú y yo, como sentir su cuerpo y sentir el pavor.