miércoles, 15 de abril de 2009

Y pegas la vuelta



El aura de su ser fue el anochecer de mi ser

Volver a ver su rostro luego de ocho meses en una noche fue difícil de explicar. No esperé observarla de nuevo, tan bella y risueña con sus cabellos mojados luego de un duchazo que la convirtió en una dicha.

Noche feliz. Con un trago y buena música nos pusimos a charlar sobre lo que nos pasó en todos estos meses de ausencia, en esos que se hizo imposible verla y cuando perdí las esperanzas de ver su sonrisa inocente nuevamente.

No fue fácil aceptar un no hace varios meses, pero tampoco sería fácil escucharlo nuevamente. No siempre en la repetición está el gusto. Una algarrobina deliciosa pude probar de su vaso pero quizá nunca pruebe el sabor de sus labios que acompañan su sonrisa inocente que ilumina cada noche que la veo.

Fácil sonó “ser buenos amigos” hace mucho pero difícil aceptarlo. La espera fue el eufemismo de derrota. Nunca una derrota dolió tanto, una pérdida de un encuentro tan difícil como fue tratar de conquistarla, de que sus temores y miedos por empezar algo se vayan y que la valentía y ganas de emprender algo se adueñen de su mente pero nunca lo pude conseguir.

1 comentario:

  1. Aunque las derrotas son dolorosas, aunque tengas ganas de llorar, aunque te preguntes:¿que hice mal? y aunque no sepas como responder esa pregunta.
    esas son las que te hacen fuerte, son esas las que te enseñan a conllevar el dolor, la depresión, la soledad, son esas que te hacen madurar para la proximidad de un nuevo amor.
    Para que aferrarte en un amor que nunca fue y no lo sera.

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